Durante el siglo XVIII los abanicos de varillas plegables formaron parte de los accesorios más utilizados por las damas españolas y novohispanas. Aunque Europa exportaba la mayoría de abanicos que llegaba a Nueva España, también circularon ejemplares muy apreciados provenientes de China. Para su factura, los artesanos asiáticos utilizaban materiales preciosos como como el marfil, el sándalo, el carey, el hueso y la madre perla.
El varillaje de este abanico es de marfil calado y grabado con figuras humanas, motivos florales y follajes. El soporte de papel, llamado país, fue decorado con una escena bucólica que remite a los jardines de la corte imperial china.
Estos accesorios fueron tan valorados entre las damas de la aristocracia que, tanto en Nueva España como en la península Ibérica, se elaboraron abanicos que imitaron y reinterpretaron los provenientes de Asia.