En el corazón de Guadalajara destaca una edificación de ladrillos rojos que, con más de cien años de historia, ha sido ocupado con fines religiosos, militares y actualmente culturales. Se trata del Edificio Arroniz, inmueble que lleva el nombre de su creador el Ingeniero Antonio Arroniz Topete encargado de erguir esta joya arquitectónica entre 1890 y 1902.