Hay muchas teorías sobre el origen de este dulce, que consiste en una plancha de bizcocho enrollado y relleno. Algunas hablan de que era una compensación que recibían los artesanos gitanos cuando ofrecían sus servicios en las pastelerías; retales de bizcochos que se enrollaban para llevar fácilmente ‘bajo el brazo’. Otras, a que lo trajo un monje berciano desde Egipto. En España se asocia a la repostería aragonesa, especialmente de Huesca, aunque se consume en todo el territorio.