A través de la figura femenina se pretende una representación simbólica de la humanidad desproporcionada, de manera intencional para fines de composición y perspectiva, retomando también -como lo hacía Siqueiros- la mezcla de elementos masculinos mezclados con la forma humana femenina (como las manos), dicha forma sostiene en su mano un planeta tierra con forma de cráneo conceptualizando, por medio de estos elementos, la idea de un mundo que se está muriendo debido a desastres ambientales y sociales provocados por la humanidad, tales como el calentamiento global, la extinción de las especies, la guerra y la muerte en el tercer mundo.