Cristo crucificado es la representación más importante y difundida del arte cristiano, tema que también es uno de los más frecuentes de la eboraria hispano-filipina. Esta obra posee todas las características de las tallas del archipiélago: rostro sereno; ojos oblicuos y anatomía marcada, pero suave. La cruz de madera conserva cierta influencia gótica, ya que la talla simula un tronco natural con los muñones de las ramas cortadas.