Falcata

Falcata íbera realizada en hierro. Se compone de una hoja central que se alarga hasta formar el interior de la empuñadura. Esta hoja central está flanqueada por otras dos hojas laterales que ocupan solo la parte de la hoja de corte, fijadas mediante la técnica de soldadura. La forma adoptada por el filo principal de la falcata es de ´S´ invertida, en cambio, por el filo dorsal es ligeramente curvo desde la empuñadura hasta la punta. Sobre la superficie de estas hojas exteriores aparecen cinco acanaladuras incisas de un tamaño aproximado. La empuñadura presenta una guarda basal con un borde exterior recto y estrecho del que surge un pequeño apéndice del que saldría la cadenilla o barra maciza, que lo uniría con la espiga, que en esta ocasión se resuelve con prótomo de cabeza de ave. Esta cadenilla o barra estarían fijadas mediante los remaches que aparecen en ambos extremos, como medida de protección. Esta parte de la empuñadura aparece decorada con una serie de bandas con motivos burilados (sucesión de pequeños triángulos, zig - zag y líneas,onduladas). Las cachas de la empuñadura estarían fijadas mediante cuatro remaches, posiblemente con forma circular y realizados en hierro; uno de ellos se ha conservado y está formado por un pequeño cilindro.

La falcata es una de las armas que componen la panoplia propiamente hispana, ya que se considera como una variante de la macharia de origen griega, aunque con el tiempo adquirió personalidad propia. Las falcatas no solo eran instrumentos de guerra sino que también tenían un fuerte significado símbólico, de hecho es muy común encontrarlas como integrante de ajuares funerarios, como indicador de su estatus social, independientemente del sexo del difunto. Esta pieza procede del yacimiento ibérico del Cerro de la Cruz (Almedinilla, Córdoba). Puede datarse en torno al 300 a.n.e. La presencia de abundantes piezas de armamento en este yacimiento nos indica la existencia de continuos enfrentamientos bélicos entre las culturas de este momento histórico.