Esta obra es una mirada de la creación artística, como una propuesta hacia abrir y despertar los caminos de la consciencia a través del despertar de la memoria y del juego sensorial. Hace alusión al símbolo de la flor de la vida como centro y origen, semilla, raíz y nacimiento de todos los principios que sustentan la conexión con la naturaleza. El árbol en el centro, soporta la imagen del infinito que recrea el cerebro humano y sus dos hemisferios y las dualidades que cada uno representa: el derecho se encarga de la emoción, de la noche, de la feminidad, de lo atemporal, lo intuitivo y holístico, mientras que el hemisferio izquierdo se encarga de la razón, de la masculinidad, de analítico, lo racional y lo lógico. El Árbol es uno de los símbolos más antiguos y representa el origen de la vida misma, la extensión de sus hojas habla del despertar de la conciencia sembrando el tejido de la Madre Tierra, además de ser considerado un elemento místico y de gran valor espiritual.
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