“El barrio lo envidia: el jugador profesional se ha salvado de la fábrica o de la oficina, le pagan por divertirse, se sacó la lotería. Y aunque tenga que sudar como una regadera, sin derecho a cansarse ni a equivocarse, él sale en los diarios y en la tele, los radios dicen su nombre, las mujeres suspiran por él y los niños quieren imitarlo.” Eduardo Galeano, “El futbol. A sol y sombra”.
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