Llanto por Cristo muerto

En el taller del Tintoretto, cuyos valores eran la transición del Humanismo al Barroco, el lema era: «El dibujo de Michelangelo y el colorido de Tiziano». La espléndida obra de Museo Soumaya corresponde a las numerosas versiones que sobre el tema del Descendimiento de la Cruz realizó el artista. Integrado desde la casa Sotheby’s al acervo mexicano en la primavera de 2007, este lienzo –describe el especialista François de Poortere– agrega personajes a la versión homónima del luneto de la Pinacoteca de Brera en Milán (1563). Tintoretto abordó la representación de la figura humana mediante escorzos que generan fuerza en el cuerpo de Jesús yacente, en María desfallecida y en Nicodemo, el Confesor, quien aparece un tanto alejado de la dramática escena. Alrededor de Jesús están reunidos varios personajes: […] las hermanas de la Virgen por línea materna, según los Evangelios apócrifos: María Salomás y María Cleofás quienes lloran al Cristo que han descendido de la Cruz, explica el investigador Alfonso Miranda Márquez. Juan, el discípulo amado, sostiene entre sus brazos el cuerpo exangüe apenas bañado por una luminosidad que divide la escena. La diagonal se fuga hacia el ángulo superior izquierdo de la composición, misma que resulta más enfática que la del lienzo pintado para la Iglesia dell’Umiltà, hoy sito en la Galería de la Academia en Venecia.
María Magdalena, ataviada en dorado y rojo, presenta la conmovedora escena. La mujer levanta su mirada amorosa hacia el cielo, resuelto con las tonalidades veladas del maestro. La cortesana arrepentida que siguió a su Hombre hasta el pie de la cruz se ha transfigurado en esposa mística con nimbo luminoso. En Llanto por Cristo muerto el movimiento sobrecoge ante la esperanza de la resurrección.