Fragmento de ventana procedente de la desaparecida Basílica de Alfonso III, construida a finales del siglo IX bajo el reinado de dicho rey, ya que el culto a las reliquias comienza a adquirir cierto desarrollo y llegan a Santiago los primeros peregrinos; ello, unido al interés político del monarca por consolidar asentamientos cristianos en estos territorios provocó que, dado el pequeño tamaño del templo anterior, construido por Alfonso II en el momento del descubrimiento de los restos de Santiago, y la escasa calidad de dicha construcción, se procediera a su sustitución por una nueva basílica.
Esta basílica sufrió en el 997 el ataque del caudillo musulmán Almanzor provocando una destrucción que las crónicas árabes describen así: "nadie habría sospechado que allí había habido una ciudad". De inmediato el obispo San Pedro de Mezonzo y el rey Bermudo II llevaron a cabo la construcción del templo, introduciendo algunos elementos arquitectónicos de influencia islámica, entre los que podrían estar piezas como esta, aparecida en las excavaciones arqueológicas realizadas en la catedral.
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