La fachada del trascoro mateano, en el cuarto tramo de la nave, estaría presidida por un tímpano dedicado a la Epifanía (actualmente perdido) y a la izquierda de éste se situaría el relieve con caballos del cortejo de los Reyes Magos, que, tras el derribo del coro, se utilizó como material de relleno en la escalinata de la fachada del Obradoiro hasta su recuperación en 1978.
Esta pieza continúa la secuencia marcada en la cerca exterior del coro: presenta un torreón rectangular con arquitos ciegos, rematado por un tejadillo piramidal con tejas similares a escamas de pez. De esta arquitectura asoman escalonadamente las figuras de los caballos, cortadas en el arranque de sus lomos y de modo que solo son visibles las patas delanteras del primero de ellos. La escena representaría el momento en que el cortejo abandona Jerusalén tras su entrevista con el rey Herodes, antes de continuar camino hasta Belén para adorar al Niño.
En la pieza se evidencia un cuidado trabajo de individualización de cada una de las figuras y un esmerado detallismo en las crines, cabezas y riendas, todo ello acentuado por una rica policromía, de la que aun se conservan restos, pero cuya apariencia tendría, en origen, vivos colores y dorados.