Esta dama posa en un fondo oscuro con un pesado cortinaje rojo a sus espaldas. A su derecha se distingue una canasta de mimbre con flores naturales, de las cuales la retratada toma delicadamente el tallo, gesto en que parece ofrecer la flor al espectador. Su vestido, aunque esquemático en su trazado, recuerda la moda francesa hacia 1770, tendencia que fuera adoptada en la Nueva España pero con menor atrevimiento que en Europa. Porta el abanico cerrado, aretes y gargantilla de filigrana dorada, prendedor de flores y un tocado de plumas.