En el interior de una estancia, sobre un primer plano horizontal, aparece el Santo de Padua con hábito franciscano sentado sobre un sillón frailero delante de una mesa-estudio. Sobre ésta, una pluma, un tintero, varios libros, una nota o misiva en doble hoja y, bajo ella, una rama de azucenas alusiva a la condición de pureza del Santo y una calavera en diagonal de fuga hacia el centro sobre un conjunto de tres libros, dos de los cuales presentan título en su lomo.
En la zona superior, a la derecha de un cortinaje que delimita la estancia, el Niño Jesús desciende en cuerpo entero con la esfera del mundo bjo su brazo izquierdo, sobre trono que le preparan varios angelitos en arremolinada composición entre la vaporosidad de las nubes. Más abajo, junto al Santo, dos querubines, una en posición frontal y otra de perfil, mirando hacia arriba, simbolizan la llegada del Niño a la Tierra.