A mediados del siglo XVII, ya existía un lento avance de la influencia europea en los gustos de la aristocracia china. Cuando la Dinastía Quing asumió el trono de China, la cerámica había adoptado representaciones narrativas, más cercanas al lenguaje artístico occidental que a la tradición local. Tal es el caso de este tibor en el que se plasmaron aristócratas chinos jugando ajedrez, recitando poemas y tocando música en la terraza de un jardín.
Además de la influencia en temas y modos expresivos, la porcelana china también se enriqueció con otros elementos ornamentales hechos de madera, plata, bronce y hierro, tras los intercambios mercantiles a través del Galeón de Manila. Por ejemplo, la tapa de madera calada que lleva este tibor, seguramente fue añadida con el objeto de adaptarse a los gustos de las sociedades española y novohispana.
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