La obra fue ejecutada durante una clase de composición en la Academia de San Fernando en memoria de su padre, también pintor, que, diecinueve años atrás, había tratado el tema mediante diferente composición. El cuadro definitivo fue enviado a la Exposición Nacional de 1887, obteniendo medalla de segunda clase.
En la obra, se representa un interior muy abocetado, centrado por una figura que yace sobre un lecho, siendo contemplada por otra figura femenina con los brazos flexionados sobre una rodilla. A la derecha, dos personajes togados detrás de un brasero y, a la izquierda, un adolescente de espaldas echado sobre una especie de añera o cipo.
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