Juan B. Celma introdujo el manierismo en la catedral, demostrando en un encargo de cinco tablas su conocimiento de pintura italiana. Estas obras se colocarían en la zona del ábside, cerrando la Capilla Mayor hacia el deambulatorio. Esta es la única de las cinco tablas que se conserva, representando por un lado un fragmento de La Resurreción y por el otro lado La Adoración de los Magos.
En concreto en esta escena de La Adoración de los Magos, es posible observar el deterioro de la pieza, sobretodo en las vestimentas de los Reyes, que se sitúan enfrente de la virgen con el niño en el regazo, enmarcados por una estructura arquitectónica de corte clásico.
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