La escena representa el momento de la Epifanía en la que el Niño Dios es presentado por la Virgen y San José a los Tres Reyes Magos, quienes han descubierto sus cabezas en señal de respeto y presentan sus ofrendas. Sus coronas y un báculo se encuentran en el suelo. En el cielo la estrella de Belén que los ha guiado ilumina la escena, de ella emanan rayos dorados y es rodeada por cuatro querubines.
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