José Risueño es uno de los epígonos del influjo canesco en el arte granadino, avanzado ya el siglo XVIII. Su doble condición de pintor y escultor, así como su arte intimista le acercan a la plástica de Cano aunque no tuvo la oportunidad de conocerlo, pues falleció cuando Risueño contaba tan sólo con dos años.En este lienzo representa la Adoración de los Magos, reinterpretando con toda seguridad la obra de Rubens, conocida a través de los grabados de Vosterman o Bolswert. Será ésta una práctica habitual en la trayectoria de Risueño y la de la mayoría de los artistas de la época que se inspiraban en grabados para la composición de sus pinturas como demuestra Benito Navarrete.La pintura de inusitado formato alargado, presenta dos partes bien diferenciadas, por un lado la figura de la Virgen que muestra al Niño en sus manos y el San José en segundo término, y una segunda compuesta por los Magos y su comitiva que se dispone en segundo término al igual que las ruinas que conforman el establo, equilibrando la composición.Finalmente y como novedad Risueño sitúa en la parte superior una brillante estrella, que sería la que guió a los Magos hasta Belén, acompañada de ángeles y querubines cargados de flores.