Dentro del discurso de todo el cierre occidental de la Catedral de Santiago, la cripta representa el mundo terrenal, y por ello en las claves de las bóvedas del crucero se esculpen dos ángeles, uno portando un sol y el otro una luna. Estos son los astros que necesita el mundo de los hombres para iluminarse, al contrario de lo que pasa en la Jerusalén celeste.