Al final del Paleolítico superior surgieron los arpones como artefactos destinados a la pesca. El desarrollo de estos útiles tan especializados coincide con el aumento de la explotación de los recursos marinos. La evolución de los arpones, desde las formas más sencillas a los arpones con doble hilera de dientes, es un ejemplo de capacidad de adaptación y de la riqueza cultural que alcanzó el Homo Sapiens a lo largo de este periodo.
Este arpón está hecho en asta y carece de punta. Tiene una hilera de cinco dientes, uno de ellos roto, posiblemente por fractura de impacto. Se caracteriza por una morfología circular con protuberancia perforada en la base que sirve para enmangarlo mediante el uso de una cuerda.