Casulla de raso blanco toda decorada con bordado de aplicación a realce conseguido por varios estratos de lana y tafetán de lino, empleando sedas polícromas e hilos de oro. El bordado está realizado con puntos de matiz, al pasado y oro tendido y aplicaciones de perlitas, cordoncillos, lentejuelas y láminas metálicas. Lleva adornos de galones igualmente bordados en hilos de oro sobre soporte de pergamino. El forro es de tafetán de lino crudo y raso ocre.
En el delantero de la casulla el diseño ornamental está formado por un gran cáliz con los símbolos eucarísticos: espigas y uvas. En la parte trasera destaca la paloma del Espíritu Santo y el pelícano. Esto es así -y justificamos por esto haber puesto la parte trasera de la casulla en la imagen- porque en esta época las misas las impartía el cura de espaldas a los fieles, por eso la parte trasera es más rica y ornamentada, porque es la que veían los fieles al asistir al culto.
El bordado barroco se convirtió en un arte eminentemente decorativo utilizado como símbolo de poder al servicio de los postulados del concilio de Trento, contribuyendo con la riqueza de ornamentos a dar una mayor majestuosidad a las celebraciones litúrgicas.