Este artista de la madera aprendió el oficio con los fabricantes de muebles de San Francisco, lo que le ha llevado a conjugar el arte contemporáneo con la artesanía tradicional. Tras formarse en la Universidad de Oregon como diseñador de instalaciones de arte contemporáneo, Julian Watts abrió su propio taller en Oakland, California, para especializarse en escultura.
La reinterpretación planteada por este funcional banco explora la historia poética de los asientos compartidos. Watts está cautivado por el rol protagonista que los bancos ocupan en las reuniones espirituales, las comidas de grupo y también por el carácter de este objeto como icónico espacio de espera e introspección. Tallada en madera de arce, la superficie irregular de la pieza aparece agujereada con cavidades pintadas de rosa, lo que impulsa al espectador a usar los dedos para investigar su tacto. El uso de contornos anatómicos concede al banco una apariencia abstracta que recuerda a la humana, planteando así una reflexión. Watts ha creado un lugar de interacción contemplativa que alude a la relación entre la hiperconectividad, el aislamiento y la intimidad que caracterizan los tiempos modernos.