Caja metálica que se utilizaba para contener brasas encendidas y dar calor, que se colocaba entre los pies de los escolares. La tapa y las paredes están perforadas para facilitar la combustión y la salida del calor. Tiene un alambre con un refuerzo de madera que servía de asa. En el interior hay una bandeja con una asa también metálica para depositar las brasas y recoger las cenizas más cómodamente.
Este sistema de calefacción rudimentaria pero efectiva servía para caldear las frías escuelas hasta mediados del siglo XX, a menudo desprovistas de otro sistema para calentar el aula. Incluso la estufa central de leña que en algunas escuelas sí que había era insuficiente, por lo que el braserillo individual seguía siendo necesario.
Es un objeto más propio de Castilla que de Aragón, en donde se han encontrado pocos ejemplares.