Refugio y grito de advertencia a la vez; santuarios, hace uso de una combinación de especímenes naturales, artefactos humanos y tecnologías modernas que evocan la exuberancia de una selva amenazada. Las imágenes en blanco y negro rememoran los grabados del siglo XVIII, que ponen en peligro un futuro en el que la selva será cosa del pasado. Los tonos grises hacen referencia a la campaña financiada por los EE.UU. para la erradicación de cultivos de coca, la cual cubrió la selva con una capa de polvo ceniciento. El oro evoca la riqueza desvinculada de lo monetario, enfatizando el dilema de la riqueza natural en peligro por la sed de capital.
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