Medellín, mayo 7 de 1941
Al señor doctor don Jorge Eliécer Gaitán.
Bogotá.
Muy querido amigo y señor:
Acabo de recibir su telegrama de pésame por la muerte de mi hermana Sofía y me produjo sentimientos de alegría humana. Mil gracias y le digo que también siempre han sido y serán míos su triunfos y dolores. ¡Qué bueno su telegrama! Resulta que me dolían mucho los «pésames» que llegaban a casa en forma de ‘recibos de misas mandadas decir’: misas industriales, que son el mayor disparate estético, moral y místico de Roma. En su telegrama me llegó el latido de un corazón varonil, en estos días en que siento o vivo la agonía de todo, incluso la de mi carne esclerosada ya. Que los dioses permitan que Ud. llegue a tener la jurisdicción de esta pobre Colombia en donde todos morimos jóvenes y tristes.
Suyo cordialmente,
Fernando González
P.S. Cada día hace más falta Ud. en el Ministerio de Educación. Las dos universidades de aquí ya casi acabaron con Antioquia. La juventud antioqueña es ya un cáncer. F.G.
(Cortesía de Gloria Gaitán Jaramillo).