La vivienda donde Lope de Vega pasó sus últimos veinticinco años de vida se convirtió oficialmente en propiedad de la Academia en 1932 y abrió sus puertas ya como casa museo en 1941, terminada la Guerra Civil. Gracias a una gran labor de reconstrucción, el edificio recrea, por medio de objetos personales, mobiliario y obras de arte, distintas salas de la casa del escritor, como el pequeño oratorio, el comedor, su estudio o la alcoba donde falleció.
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