La presente obra de William Degouve de Nuncques (1867-1935) fue realizada en el año 1901, y responde al ideario místico del pintor. Las Cuevas debían ejercer, a buen seguro, un atractivo especial en el artista, como lugares preservados, que eran, de abismos interiores a descubrir. A partir de las fotografías que el párroco Fernando Moragues hizo, con iluminación de fuegos de bengala, fue posible que Degouve las pudiera pintar.
Así, en las Cuevas del Drac destacan las formaciones calcáreas que se reflejan en el agua azulada e inmóvil, lo que consigue una representación con una gran capacidad de provocar una visión irreal, alejada e inédita para la tradición académica.