En el inicio del periodo románico la tradición eclesiástica de quemar incienso en las funciones litúrgicas incrementó su importancia y se fabricaron incensarios de gran riqueza acompañados de cajitas, o navetas, para guardar los inciensos. Estas formas de las industrias suntuarias adoptaron generalmente dos tipologías: una totalmente esférica y otra con la caldereta tradicional circular y la cubierta en forma de torre, continuando, ambas, con el sistema de cadenas de sustentación integradas en un asidero superior a modo de una gran argolla articulada. Dentro de una amplia cronología, desde el siglo XII hasta finales del siglo XIII, el Museo de Vic posee una importante colección de más de una treintena de piezas de cobre o de bronce, de fundición o de plancha, ornamentadas a base de burilados, cincelados, esmaltes y doradura. Unas muestran relaciones formales con las pautas de fabricación renanas y mosanas, y otras con los productos de Limoges, en Aquitania; pero, a pesar de la falta de estudios al respecto, no se debe excluir la posible fabricación catalana de algunas de las obras. Destacan entre ellas las procedentes de Campdevànol, Puig-reig, Sorerols, Montclar y Covet.
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