Lluís Borrassà, segundo hijo del pintor Guillem Borrassà, formó parte de un linaje familiar de pintores de origen gerundense que trabajaron en nuestro país desde mediados del siglo XIV hasta mediados del siglo XV. En 1383 ya se tiene constancia documental de que Lluís Borrassà tenía abierto su taller de pintura en la ciudad de Barcelona, que se transformaría rápidamente en uno de los obradores más grandes de la ciudad en el que trabajaron numerosos artistas, ayudantes y colaboradores. Su llegada a Barcelona coincidió con el momento en que el estilo italogótico, dominante en nuestro país a lo largo de la segunda mitad del siglo XIV, y cuyo máximo difusor había sido el taller de los hermanos Serra, se estaba agotando e iniciaba su decadencia. El nuevo arte gótico internacional que en estos mismos años se empezaba a hacer en Flandes, París o Milán se caracterizaba por dejar atrás el equilibrio y la armonía sobria de las formas y los colores, puesto de moda por los artistas sieneses del trescientos, con el fin de introducir una nueva estética naturalista basada en el dinamismo y el movimiento de las figuras y por el uso de pigmentos de colores muy vivos y contrastados. El Museo Episcopal conserva posiblemente la colección más representativa de obras de Lluís Borrassà, a través de las cuales podemos seguir la introducción y la evolución de esta nueva corriente artística en su obra. Los cinco compartimentos del retablo de la iglesia de Sant Andreu de Gurb los ingresó mosén Gudiol en el Museo en 1914 provenientes directamente de la misma iglesia, donde se encontraban aprovechados como «banal elemento de madera en la mesa del altar mayor». Los atribuyó estilísticamente a Lluís Borrassà y poco después Madurell corroboró esta hipótesis al publicar el recibo en el que se reconoce que el pintor Lluís Borrassà había recibido 320 florines de oro de varios prohombres de Gurb como pago total del retablo del altar mayor de la iglesia. Rafel Ginebra ha publicado el documento del contrato de este retablo entre los procuradores de la parroquia de Gurb y Lluís Borrassà, con fecha de 15 de julio de 1415, mediante el cual se ha podido saber la composición monumental de este retablo que medía más de seis metros de anchura. La escena de la crucifixión de san Andrés con la figura de la esposa del procónsul Egeas a los pies de la cruz, vestida según la moda borgoñona de la época con un manto bordado (hopalanda) muy lujoso, es paradigmática de este estilo del primer gótico internacional tan rico de movimientos y colores.