El origen de esta celebración está relacionado con un acto de fe. En el siglo XVIII una epidemia de viruela azotó la región michoacana dejando sin vida a un gran número de sus habitantes. Los sobrevivientes atribuyeron al Señor del Rescate su salvación y desde entonces agradecen al santo que los libró de la muerte y del contagio. La imagen del Señor del Rescate forma parte de la iconografía de la iglesia del ex convento franciscano de Santa Anta Tzintzuntzan. Se trata de una lienzo plasmado a principios del siglo XVI, según las formalidades de la iconografía católica, que era parte de la narrativa pictórica de una antigua representación de la pasión de Cristo.
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