Esta pieza forma parte de una serie de doce óleos sobre cobre que representan las escenas de la Oración del Credo de los Apóstoles. Fueron realizadas en Amberes por talleres contrarreformistas que se desarollaron desde finales del siglo XVI y durante el XVII. Según su iconografía, se habrían tomado como modelo los grabados de Marteen de Vos, uno de los pintores flamencos más destacados durante el siglo XVI. Este tipo de obras ilustraban las creencias fundamentales del catolicismo a partir de tres ámbitos: el que habla de Dios Padre y la creación, el dedicado a Dios Hijo y la redención y el que se centra en Dios Espíritu Santo.
Debido a su localización en la sacristía, podemos determinar que estos cobres no estaban pensados para ilustrar al grueso de los fieles, sino que estarían dirigidos al clero, usuario de esta dependencia en los preparativos de celebración de la misa.
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