Es la última de una serie de trabajos que dialogan con la historia del arte (en este caso Judith y Holofernes) desde una mirada actual. Y a pesar de no tener otro objetivo más que ser realizada, me interesa construir una imagen permeable al presente y a la realidad, y experimentar cómo una superficie (la pintura) puede despertar algo profundo, a la vez que una misma escena tiene el potencial de significar distinto en diferentes contextos. Primero dibujada con el dedo en la pantalla del celular y luego trasladada al lienzo, en un diálogo explícito con la imagen digital y con un interrogante sobre la pintura en relación a nuevos medios y formas de mirar y traducir la realidad. El sistema de montaje incorpora la idea de la pintura como objeto tridimensional con dos caras (bastidor) en contraposición a la pantalla, la idea de peso frente al archivo digital, y de acumulación de tiempo en una roca frente a la idea de layers. Las cosas nos muestran, lo que significa cortar la cabeza.