Mariano Rubio Martínez (1926) En la década de los setenta, el pintor toma como tema para sus obras tanto pictóricas como en grabado la ciudad. Inicia el ciclo con la obra titulada Calatayud surreal, una visión onírica de su ciudad de origen. Otras ciudades se convierten también en modelo para el pintor, como Toledo, París y Tarragona. Es a Tarragona a quien Mariano Rubio dedica esta pintura, una pintura que contrapone la riqueza patrimonial de la ciudad y su vinculación al mundo de la industria química; ambos ámbitos se superponen y la leyenda “Delenda est Tarraco” define, como una premonición, un futuro posible y cercano. 22.ª medalla Tapiró de pintura, Bienal de Arte 1978
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