Doña Votiva.

14 tablas como ofrendas para un ritual inconcluso, que abren conexiones diversas y simultáneas. Se despliegan mostrando mitos, historias y leyendas que emergieron en las zonas inundables del conurbano bonaerense. Como un conocimiento heredado de mis padres y abuelxs a través de sus modos de habitar el mundo. Metáforas y analogías que registran experiencias orgánicas transmitidas oralmente, destinadas a
perderse por no ser metodológicas, sistemáticas o científicas. El lenguaje es como un magma que lentamente abduce todo lo que toca para convertirlo en otra cosa, mientras que las imágenes se consumen en el crepitar de los relatos que me acompañan desde niño. Ambos navegan en el velo de las representaciones, como habitando el ensueño, a medio camino entre el recuerdo y el olvido. Narraciones del silencio como un rizoma que se expande continuamente hasta dejar de existir.