La obra consiste en un motor eléctrico que hace girar un imán detrás de un espejo. El imán arrastra un clavo por la superficie de éste generando la forma de un círculo perfecto. Esta acción continúa erosionando la superficie del vidrio y a su vez desgastando la punta del clavo. La obra se mantiene en funcionamiento en un perpetuo indefinido poniendo en competencia y movimiento dos materialidades a través del tiempo, una que actúa constantemente y otra que solo puede resistir.