En el Siglo XVII, en la esquina más emblemática de la ciudad de Córdoba, frente a la Catedral y la Plaza San Martín, Leonor de Tejeda funda un monasterio dedicado a Santa Catalina. En la hermosa casa familiar, donde su sobrino Luis de Tejeda se convirtió en el primer poeta argentino, las puertas se clausuraron para instaurar el régimen del silencio. Ella y diez mujeres más acatan las cláusulas estrictas de los claustros, dedicando su vida a la oración y el trabajo en el monasterio. Para fundarlo Leonor dona al papado burros, muebles, cerdos, 1000 peces, caballos, vestidos, viñedos, agua, ovejas y maíz. De esa manera la iglesia acumula riquezas, mientras las mujeres en los conventos son importantes productoras de objetos, arte y alimentos. Así, relegadas a la clausura, se convierten en mano de obra gratuita, consolidando el capitalismo moderno de la ciudad. La obra reproduce como pailas –objetos textiles de uso sacramental–, las donaciones de Leonor. Fuente: Catálogo Premio Itaú Cultural Artes Visuales 2019-2020.