El retoque de negativos era una tarea minuciosa que requería tiempo, paciencia y excelente pulso. Para ello, se utilizaban pinceles, brochas, barnices, acuarelas y óleos de distintos colores. Algunas de estas herramientas eran mexicanos y otras eran traídas desde Alemania e Inglaterra.
Se utilizaba tinta rosa para aclarar los tonos de piel; tinta roja para desaparecer elementos como muebles o incluso personas de una fotografía y otras tintas ocultaban arrugas y manchas en el cutis. También ocupaban las tintas para colorear los negativos y así obtener una impresión policromática.