En Coqueta, Ninón Sevilla hubo de aguantar hasta donde pudo —y no pudo mucho, puesto que moría al final— el agresivo amor del músico ciego y sensiblero que encarnaba Agustín Lara en la forma más grotesca posible, y por tanto, en la forma más convincente… [Emilio García Riera, Historia documental del cine mexicano, tomo 4].
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