El MUSA conserva desde 2015, la pieza Otoño que la artista presentó en sus salas en la exposición titulada El fuego y el hielo, una alusión simbólica a las experiencias vividas en los dos polos geográficos donde realiza su producción plástica. Dos figuras estilizadas parecen flotar sobre la superficie segmentada por el color. La de espaldas mira hacia el horizonte, mientras la otra aparece al frente en actitud sobrecogida. En el fondo de contrastes lumínicos predominan los ocres, de acuerdo con los tonos de la estación del año aludida en el título, las variadas gamas se mezclan de manera gradual y contrastan con la trama de azul de la parte superior.
La autora prescinde de los detalles en cuerpos y rostros para centrar la atención en el ambiente nostálgico que los envuelve y sugiere la presencia de algo no revelado que cubre con la atmósfera del misterio.
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