Esta máquina supone un instrumento innovador para los cocineros
de vanguardia. Una impresora de plástico en 3D también puede
imprimir comida. Un juguete que vale para todos los públicos:
en casa, en el restaurante y en todas las ramas de la industria
alimentaria, porque incluso puede diseñar vajillas comestibles de
formas orgánicas. Pretende dar una visión diferente del recipiente
y del alimento. La máquina adaptada pesa cinco kilos y mide unos
20 x 30 cm. Por su tamaño, podría colocarse sobre la mesa
y hacerla funcionar a la vista del público.
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