La técnica de la sanguina fue usada por Pallière para bocetar rápidamente todo aquello que pasaba delante de sus ojos, particularmente durante sus viajes. El centro de la escena es —precisamente, y tal como indica el título— una carreta tirada por cuatro caballos, todos ellos montados por gauchos emponchados. A la derecha, una madre a caballo levanta a su hijo para llevarlo en la grupa; a la izquierda se ven dos niños caminando en la tierra. Dos personajes femeninos son los pasajeros visibles de la carreta. La escena se completa con el registro de especímenes de árboles, distinguiéndose particularmente tres ejemplares de palmeras. Una pequeña tropilla se divisa a lo lejos, a la sombra de los árboles del lado izquierdo.
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