A mediados de la década de los treinta, Bretón impulsó a los artistas a que crearán nuevas técnicas. Paalen no tardó en desarrollar el fumage, una técnica pictórica que consiste en: pasar una vela encendida sobre el lienzo, con la finalidad de impregnar los rastros de humo sobre tal superficie.
A partir de estos rastros el artista creó una serie de figuras, paisajes y personajes que muestran su interés por generar y reinterpretar personajes de la mitología y el totemismo, así como el culto a la diosa madre y la epifanía impulsada por el miedo.
En varias pinturas, como "Paisaje totémico de mi infancia" o "El Combate de los Príncipes Saturnianos", el humo sugiere ciertas formas que el artista completó con óleo. En este caso, Orfeo nos recuerda la metamorfosis de un ser mitológico e indefinido que es una combinación entre humano y animal.
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