Escena desarrollada en el interior de una iglesia, en la que destacan dos pilares, un cuadro devocional, el perfil de un retablo de madera y un púlpito. Formando prácticamente un círculo, se disponen los feligreses, en su mayoría mujeres ataviadas con sus características mantillas. El grupo central aparece fuertemente iluminado y precedido por un monaguillo, portando un incensario y seguido por sacerdotes, vestidos de un impoluto blanco y cubiertos por el palio de un intenso color rojo. La composición se cierra con una serie de personajes en penumbra y de espaldas al espectador; destacan, entre ellos, dos ancianas, un peregrino que porta un cayado del que pende una calabaza, y unos niños arrodillados que son observados con ojos atentos por el pequeño monaguillo.
Este lienzo de temática costumbrista representa la procesión de la Comunión Pascual de los enfermos. Durante el siglo XIX, las parroquias madrileñas celebraban el tercer domingo de cada mes procesiones dedicadas al Santísimo Sacramento, en las que se daba la comunión a los enfermos e impedidos en sus casas. Esta procesión era conocida popularmente como del "Dios Grande" o de "Minerva". Se llamaba de Minerva porque este tipo de culto empezó en el siglo XVI en la iglesia romana de Santa María sopra Minerva.
Observamos en esta obra el perfecto dominio de Alenza de los claros y las sombras, conseguidas mediante rápidas y empastadas pincelas por medio de una paleta con predominio de los tonos ocres y apagados.
El grueso de la producción pictórica de Alenza se centra en la temática costumbrista, seguidora de la estela de Goya, donde se nos ofrece un catálogo excepcional de los tipos y los lugares donde se desarrollaría la vida cotidiana del Madrid de la época.
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