Los huevos asesados eran huevos revueltos y fritos, parte de una merienda con la que, a modo de primitiva comida de negocios, se celebraba el ajuste de los pastores el día de San Pedro. Este llamado ajuste consistía en la contratación de los pastores por un año completo, que se celebraba el 29 de junio, día de San Pedro.
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