El propio Leonardo Torres Quevedo dijo que su laboratorio era un taller destinado a construir mecanismos. La fama que alcanzó hizo que en él se construyesen máquinas por encargo de algunos científicos que en ese momento estaban realizando sus investigaciones. Miguel Pérez Santano, colaborador de Torres Quevedo, inventó un sistema dúplex que mejoraba el funcionamiento de los telégrafos Hughes de los cuales hay dos ejemplares en el Museo. Lo novedoso de este modelo mejorado del telégrafo Hughes es que hace que éste sea "dúplex", es decir, se podía contestar inmediatamente a un mensaje recibido ya que éste no tenía que trabajar comor receptor durante un tiempo y como transmisor otro.