En su publicación De lo espiritual en el arte (1912), Kandinsky explica su teoría de la pintura: "En general, el color es una fuerza que ejerce una influencia directa sobre el alma. El color es el teclado; los ojos, los macillos; y el alma, el piano con sus numerosas cuerdas…".
En este lienzo, podemos distinguir a dos jinetes: uno en primer plano y el otro en beige, a la izquierda. Sin embargo, estas figuras se diluyen en una composición de manchas de color y líneas negras. Dos masas de azules y verdes fríos a los laterales del cuadro dirigen la atención hacia un gran triángulo rojo en el centro, que domina el todo (símbolo de la anhelada elevación del alma que perseguía Kandinsky).