El territorio urbano inhala y coexiste. Ya dejó de ser distópico y se convirtió en un nuevo paisaje antropocénico, que se impregna de agentes humanos y sus productos. La polución presente en la atmósfera es una gran amenaza a nivel mundial y la principal causa de muerte prematura. Las micropartículas de gases invisibles suspendidos en el aire cohabitan con nosotros e ingresan a nuestros cuerpos con la misma rapidez y naturalidad con la que respiramos. La obra se basa en la captura de esas partículas a través de filtros de biomateriales (micelio), que se tiñen de acuerdo a la cantidad de contaminantes capturados mediante una mochila con extractores utilizada en derivas por Buenos Aires (ciudad y conurbano) Con los filtros utilizados en los diferentes recorridos, se realizó un “cianómetro” (dispositivo creado en el siglo XIX para conocer cuán azul podía ser el cielo), pero contemporáneo: un instrumento poético para visualizar cuán gris/cuán contaminada puede estar nuestra atmósfera.