Los hijos de Rafael y Concepción ayudaban en el negocio los fines de semana o al regresar de la escuela.
Se encargaban de comprar materiales, como las películas fotográficas y el papel para imprimir. Además, compartió con varios de ellos, las técnicas tan importantes del retoque de negativos.
Lavaban las fotografías cuando su papá acababa de imprimirlas y ya estaban fijas las imágenes.