En una mesa de la Casa del Mendrugo, el jamón es presentado en loza de Talavera poblana del siglo XVI, ya restaurada. Lozano se dedicó a la compra de cerdos para la tocinería familiar, de la misma raza que fue traída en los barcos españoles. Los jamones se elaboraban siguiendo las mismas prácticas de los saladeros y secaderos de Huelva, y se degustaban en las mesas poblanas junto con otros manjares de su cocina mestiza y barroca. Los manjares se mostraban en platos de loza vidriada mayólica, llamada de Talavera, ya fabricada en Puebla, loza heredera de la tradición ceramista andaluza.