Lienzo de la Inmaculada en que María aparece representada sin atributos y según la variante de Castillo en que como modelo utilizaría a su segunda mujer Magdalena Rodríguez de Valdés. La Virgen se toca el pecho con un gesto que recuerda al mural de la Inmaculada con San Felipe y Santiago el Menor de la Catedral; la mirada hacia el cielo aparecerá más tarde en su Inmaculada del retablo de Santa Marta, también en la Catedral.
El lienzo fue, seguramente, cortado cuando se le quitó su marco original, quizás el ático de un retablo portátil. Castillo ya decoró con una Inmaculada solitaria el ático del retablo de los Condes de Menado. Los rasgos esquemáticos de la Virgen recuerdan al Bautista del retablo de Nuestra Señor del Rosario en Santa Marina, aunque el tratamiento de los volúmenes como figuras geométricas, especialmente, la cabeza de la Virgen y el brazo cilíndrico, sugieren una fecha posterior. El manto arrugado en los pies puede verse en muchas pinturas de Castillo a lo largo de toda su carrera.